Ante el frío intenso sufrido las pasadas semanas, con temperaturas por debajo de lo habitual en nuestro país, cabe preguntarse cómo afectarán estas temperaturas extremas a los viñedos y, posteriormente, a la cosecha.
Lo primero que debemos saber es que la viña es una planta rústica, muy resistente al cambio climático y que precisa pocos cuidados para mantenerse bien. Pero atención, para que la uva se desarrolle con la calidad necesaria para elaborar un buen vino debemos prestarle cuidados especiales.
Por otro lado, el invierno coincide con el periodo durmiente de la vid. Los viñedos en la época invernal entran en estado de descanso, de hibernación o parada vegetativa. Detiene su crecimiento vegetativo concentrando toda la savia en las raíces.
Deteniendo así su circulación por la planta, para que ésta pueda descansar y reponerse de cara a la primavera. Por lo que, el frío no afecta negativamente al desarrollo de la vid.
Factores que influyen en la vid
El hielo y la nieve
Ante el frío extremo debemos diferenciar dos circunstancias: el hielo y la nieve.
El hielo o las heladas, más comunes en Galicia en esta época del año, tampoco afectan negativamente a la vid ya que las bajas temperaturas eliminan los hongos, insectos o bacterias que todavía podría tener la planta. De forma que tiene una función fungicida importante.
La nieve, aunque aparece con temperaturas bajo cero, crea un manto que protege las raíces de la vid y cuando se deshace rehidrata los tallos y genera reservas hídricas para épocas más secas.
La edad de la vid
Otro factor a tener en cuenta es la edad de la vid. Las más jóvenes están menos asentadas en el terreno y tienen raíces menos profundas, por lo que serán más vulnerables y estarán más expuestas a las bajas temperaturas del terreno.
La poda invernal
Tras la poda la planta está herida y es vulnerable a la aparición de enfermedades en la madera. La humedad puede impedir que los cortes se cierren, que la planta cicatrice correctamente, dejando la planta expuesta a ataques externos.
En la agricultura todo es cuestión de equilibrios y cualquier alteración meteorológica puede afectar en gran medida.
- Si las heladas se producen en primavera, cuando ya han salido los primeros brotes, el frio puede afectarles y pudrirlos, eliminando o mermando la cantidad y calidad de los racimos.
- El calor hace que la uva tenga mayor cantidad de azúcar y, por lo tanto, que el vino tenga una mayor graduación alcohólica. Pero si no llueve lo suficiente, si el fruto no obtiene agua, no crecerá ni tendrá el volumen óptimo necesario para la elaboración del vino.
- La lluvia hace que la uva hinche y alcance un mayor tamaño, aunque un exceso de humedad cuando el fruto esté maduro puede propiciar la aparición de plagas y hongos. Si no hace calor, las uvas no tendrán azúcar y no se podrá alcanzar el nivel de graduación alcohólica deseado para el vino.
Está claro que el clima es un factor clave en la producción de un viñedo y afecta directamente en la calidad de la uva y del vino. Por lo que, debemos cuidar nuestro planeta para que alteraciones atmosféricas como las sufridas en las pasadas semanas no se incrementen y acaben con la producción de vino.