La elaboración del vino albariño se ha convertido en todo un referente para el mundo vinícola, lo que lo convierte en uno de los más admirados y buscados para su compra. Por ello hoy, en Valtea, te contamos cuál es la historia y la tradición detrás de la uva Albariño y sus vinos.
Origen del vino albariño
El famoso vino albariño, que incluso tiene una fiesta dedicada a él, tiene un gran interés por su origen. La mezcla de creencias y mitos gallegos junto con los estudios y avances científicos recientes hacen que su procedencia sea un tema curioso para los apasionados del vino.
La leyenda del vino albariño
La variedad de uva blanca albariño se cultiva mayoritariamente en la región de Galicia, así como en algunas zonas del norte de Portugal, donde se conoce como Alvarinho.
Según las hipótesis más comunes de los historiadores, esta uva fue introducida durante el siglo XII gracias a los monjes de la Orden de Cluny en el monasterio de Armenteira, en Pontevedra.
A partir de este momento, se dice que el cultivo de uva albariño se extendió cara otras comarcas de las Rías Baixas llegando a una parte de Portugal durante la Edad Media. Según estas teorías, que han sido populares durante un largo tiempo, el vino albariño no tendría origen como tal en Galicia ni en la Península Ibérica, sino que llegaría gracias a los fenicios, griegos y romanos.
Por otro lado, una de las historias también promulgadas cuenta que el origen del vino albariño data en el siglo XI y cuenta con Raimundo de Borgoña, conde de Galicia, y su esposa Urraca I de Castilla, como protagonistas.
Se dice que fue el conde, originario de la región francesa de Borgoña, quien hizo llegar las cepas de albariño a Galicia, más concretamente a Caldas de Reis.
A día de hoy, estas dos teorías son muy poco probables gracias a los estudios genéticos y ampelográficos, que han demostrado que no presentan ninguna similitud al albariño.
El origen científico del vino albariño
No obstante, fue en 2020, con el estudio de la Misión Biológica de Galicia cuando se puso fin a todas estas hipótesis que situaban el origen del albariño fuera de Galicia. El centro demostró que esta variedad de uva ya se cultivaba en Galicia desde la época romana.
Las semillas halladas en el yacimiento de O Areal, en Vigo, son morfológicamente similares a las de la variedad estrella de Rías Baixas. Esto significa que en la época romana ya se estaba produciendo un proceso de domesticación de las vides silvestres y que el origen de las variedades cultivadas está en esas vides.
Además de este yacimiento, las encontradas en el Ponte do Burgo datan de la Edad Media. De esta forma, los investigadores del CSIC determinan que el origen real del vino albariño puede estar en esas uvas silvestres que fueron domesticadas.
Historia D.O. Rías Baixas
A pesar de su popularidad actual, no es hasta mediados del siglo XX cuando el vino albariño se extiende por todo el territorio. Es posible que este cultivo se viera condicionado por el abandono y/o cambio de propiedad de los viñedos, así como por el conocimiento y fama que consiguieron adquirir estos vinos.
La historia del vino albariño cambió drásticamente en la década de 1980 con la puesta en marcha de la Denominación de Origen Rías Baixas y su Consejo Regulador. El objetivo principal era, y es, poner en valor la calidad de las elaboraciones así como proyectar una buena imagen fuera del territorio en el que se encuentra.
Esta Denominación acoge cinco subzonas: Condado do Tea, O Rosal, Soutomaior, Valle de Salnés y Ribeira do Ulla. Todas apuestan por las distintas variedades de uva autóctonas. No obstante, se hace hincapié en el cultivo de albariño ya que de esta uva se obtiene la mayoría de la producción total.
Los cultivos situados en estas zonas cuentan con unas condiciones óptimas para el cultivo de la vid por su clima, orografía, suelo y las variedades de uva.
Un vino amparado bajo la D.O. Rías Baixas es considerado un producto único gracias a su sello de calidad, garantizando que han pasado unos exhaustivos controles antes de su salida al mercado.